miércoles, 13 de marzo de 2013

STOLPERSTEINE - "Tropezando por Europa"

Fue un verano de vacaciones por Austria cuando paseando por Salzburgo intentábamos descubrir la ciudad de Mozart. A la salida de una de sus iglesias, la Iglesia de San Pedro, en una pequeña plaza, algo en el suelo llamó nuestra atención. Un par de adoquines resaltaban sobre los demás, eran de un color dorado, y en ellos había algo escrito. Nombres, fechas y alguna palabra en alemán que no entendíamos, Gottfried Neunhäuseren y Jacob Fortsch eran los nombres y la palabra deportiert se podía deducir.

El resto “Schloss Hartheim” y Ravensbrück eran lugares que nos sonaban, ambos eran centros de reclusión, uno un castillo y el otro un Campo de Concentración, las últimas fechas en los años 41 y 44 eran las fechas de su muerte. Evidentemente estábamos ante el homenaje a dos de los millones de deportados y asesinados por el nazismo en aquellos doce años de dramática historia.

Las primeras palabras indicaban que allí vivieron aquellas dos personas. Después de este tropiezo con la no tan lejana realidad que vivió Europa, la inmersión en la ciudad de los Príncipes Arzobispos y de la Música Clásica ya no fue lo mismo. En mi cabeza quedaron las imágenes doradas de aquellos nombres y la búsqueda de sensaciones, entre las calles cargadas de turistas, de los que se opusieron a un régimen que indudablemente estaba apoyado por la mayoría de la población austriaca.

Curiosamente los únicos lugares que se pueden encontrar en la ciudad relacionados con esa oposición son los que muestran la ruta de la película Sonrisas y Lágrimas, donde el patriótico austriaco Coronel Von Trapp se oponía a los nazis. Pero esta edulcorada historia no creo que tenga mucho que ver con la tragedia que vivieron Gottfried y Jacob.

A la vuelta de las vacaciones indagué acerca de aquellos adoquines y ésto es lo encontré. Stolpersteine es el nombre de un proyecto que el artista alemán Gunter Demning puso en marcha en 1.992. Natural de Colonia, empezó a interesarse en los hechos acaecidos en su ciudad y en concreto a partir de un suceso que llevó a la muerte a 1.000 gitanos residentes allí. Fue un acto experimental que los nazis realizaron para estudiar los traslados masivos de presos por ferrocarril y que luego utilizaron de forma masiva con los judíos. Demning intentó interesarse por las historias personales y empezó a pensar en rendirles homenajes individuales para sacarles del anonimato, así se le ocurrió el diseño de los adoquines y nació el proyecto Stolpersteine (Las piedras del tropiezo).


“Es un homenaje al gitano, al judío, al eslavo, al homosexual, al Testigo de Jehová, al disidente político; al vecino, al estudiante, al diputado, al ama de casa, al obrero, al discapacitado, al vagabundo que compartió edificio, hogar, trabajo, aula, calle, ruta y saludos y que un día fue arrebatado de su entorno cotidiano, como si jamás su presencia hubiera formado parte de la aldea, del barrio, de la ciudad. Desaparecido. Muerto. Olvidado.”



Con estas placas, hechas de forma artesanal, el autor quiere que frente a la masacre, hecha indiscriminadamente, de una forma industrial, el recuerdo sea concreto e individual. Cada pieza tiene un coste de 95 euros y muchas están sufragadas por familiares y amigos. Son ya más de 35.000 las colocadas a pie de calle y todas llevan una leyenda que precedida por “Aquí vivió, o trabajó, o fue asesinado” indica el nombre y las fechas de nacimiento y muerte. En algunos casos como las que descubrimos en Salzburgo indican cual fue su destino. La iniciativa no estuvo exenta de polémica en sus inicios y a pesar de la negativa de ciudades alemanas como Munich, donde se negó expresamente el permiso para su colocación, el proyecto avanza imparable y está previsto que los adoquines salgan de Europa. Es difícil cerrar las heridas, pero iniciativas valientes como la de Demning que bajo la premisa de que “una persona solo se olvida cuando se olvida su nombre”, acerca a las nuevas generaciones la realidad que los jóvenes europeos, en muchas ocasiones, no conocen porque los que les precedieron quisieron olvidar.

Sin ánimo de buscar reproches la iniciativa es fantástica, con nosotros consiguió lo que buscaba, tropezamos y conseguimos recordar.





Contra la voluntad de sus verdugos, Gottfried y Jacob vivirán por siempre. 


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